Foro galego de testemuña cívica


El hombre que quiso liquidar a Puigdemont a cualquier precio

11-05-2019 01:22

Superviviente. La muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba ha conmocionado la política española y, particularmente, al PSOE, porque ha sido uno de los dirigentes socialistas con una carrera más larga e intervino en cuestiones clave, como el fin de ETA y los atentados 11-M. Sobrevivió a todos los dirigentes del PSOE, de Felipe González a Pedro Sánchez, porque era un hombre de estado, como le reconoce todo el mundo. Es cierto. Al margen de su carné, Rubalcaba era un hombre de estado, dispuesto a cualquier cosa para mantener este estado y combatir todo aquello que la amenazara. Una de sus últimas ocupaciones fue intentar desactivar y fragmentar el movimiento independentista, cosa que no consiguió del todo.

Rubalcaba proclamó públicamente que España estaba dispuesta a pagar el precio de no investir a Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat. Incluso, a costa de poner en peligro el prestigio de instituciones políticas y judiciales. El argumento que esgrimió era que los independentistas no lo querían pero que no se atrevían a apartarlo, y que ya lo haría España por ellos. La tesis de que los independentistas no lo querían, la sacó de una reunión 'secreta' que hizo con Marta Pascal, entonces jefe del PDECat, y el diputado Jordi Xuclà el 18 de enero de 2018, poco antes de la fecha prevista para la investidura de Puigdemont. El día anterior, Pascal había estado en Bruselas reunida con el presidente en el exilio, hablando del futuro gobierno entre Junts per Cataluña y ERC.

El encuentro con el dirigente del PSOE, que duró una hora y media, fue en la cafetería del hotel Santo Mauro de Madrid. Rubalcaba pudo constatar que había un sector del PDECat dispuesto a sacrificar Puigdemont y recomendó a sus comensales que hicieran llegar aquella información al gobierno de Mariano Rajoy, para que supieran como estaban las cosas antes de tomar decisiones, según trascendió después. No se sabe si esta gestión se llegó a hacer. Sea como sea, demuestra el sentido de estado que tenía Rubalcaba, dispuesto a ayudar al gobierno del PP para frenar el independentismo.

Aquella reunión de Rubalcaba con los dirigentes del PDECat se hizo a escondidas del PSOE, entonces en la oposición, y cuando trascendió molestó a Pedro Sánchez, que no sabía nada. Llegó un momento que Rubalcaba no trabajaba para el PSOE, trabajaba para el estado, y aunque ahora le llenen de elogios, nunca tuvo una buena relación con Sánchez. Hay que decir que, finalmente, logró su objetivo, que Puigdemont no fuera investido el 30 de enero. Pero no fue sólo gracias a él, sino que también se opuso ERC, por que el Tribunal Constitucional había prohibido expresamente la investidura.

El 26 de enero, cuatro días antes, Rubalcaba había dicho que el independentismo no quería a Puigdemont pero que el estado ya asumiría el coste de liquidarlo políticamente. Un coste, eso sí, que debía ser 'lo menor posible'. Ese mismo día elogió la actuación del rey Felipe VI contra el proceso, calificándola de 'excelente', lo que equivalía a aplaudir la represión del 1-O y el encarcelamiento de los dirigentes independentistas. También auguró que el independentismo no volvería más al unilateralismo. Y en esto, de momento, acertó. Tendría información privilegiada. Ahora bien, no logró liquidar a Puigdemont, porque aún continúa activo políticamente, como presidente de la Generalitat en el exilio y candidato a las elecciones europeas. Precisamente, hoy ha estado en Eslovenia, donde se reunió con el alcalde de Liubliana y con Milan Kucan, primer presidente de la Eslovenia independiente.

La última
Pere Martí
 

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