Foro galego de testemuña cívica


8 de mayo: todo un ultraje de Sánchez a la memoria republicana

17-09-2020 10:44

Es indignante que España pretenda añadirse a la celebración del 8 de mayo, como si hubiera estado al lado de los buenos

Por: Vicent Partal

El gobierno español aprobó ayer un anteproyecto de ley con una serie de medidas que asegura que van dirigidas a erradicar el franquismo. Las medidas que se proponen son en general patéticas, especialmente cuando se comparan con las que adoptaron hace décadas las otras naciones en que el fascismo gobernó. Ya dije hace unos días que era un contrasentido pretender ilegalizar la Fundación Franco sin ilegalizar el franquismo. Pura gesticulación.

Sin embargo, hay algo de la nueva ley que a mí me ha indignado de una manera especial: la voluntad de proclamar el 8 de mayo como fiesta de homenaje a los españoles que lucharon contra el fascismo. No me ha indignado porque no se lo merezcan -que lo han merecido siempre, todos sin excepción-, sino porque hacerlo desde el régimen posfranquista y sin haber limpiado nunca el pasado es pura y simplemente ultrajar su memoria. Con la pretensión evidente de blanquear una España que, a pesar de disimular tanto, sabe que es diferente de las democracias europeas.

Es indignante que España pretenda subirse al carro de la celebración de la victoria sobre el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, como si hubiera estado en la banda de los buenos.

Como si hubiera estado y como si hubiera hecho algo para compensarlo. Porque hay que recordar que todavía vivimos en un estado, el español, donde el año pasado el Tribunal Supremo reconocía oficialmente Franco como jefe del estado desde el primero de octubre de 1936 y que, por tanto, daba valor al golpe de estado fascista como base legal del estado. Y no se trata solamente de la vida oficial. El franquismo sigue vivo en los detalles más pequeños. Por ejemplo, en la numeración del diario La Vanguardia, que mantiene la práctica instaurada para honrar Franco de no contar las 773 ediciones de la guerra. Y no pasa nada.

Las carreteras, nuestras, continúan llenas de demócratas muertos que lucharon por la República y el estado español sigue sin hacer nada de real ni práctico para dignificar su memoria. Ahora tampoco con esta nueva ley.

Pero, ¿sabéis qué? Según reconoce el consulado español de San Petersburgo, en estos momentos, esta semana, hay siete cadáveres de soldados fascistas de la División Azul a punto de ser repatriados a cargo del estado, concretamente del Ministerio de Defensa -y de esto ayer no habló Carmen Calvo, entre tanta prosa florida y hiperbólica que gastó. De hecho, desde 2003 España ha gastado 23.000 euros a repatriar 29 cadáveres de soldados españoles muertos defendiendo el nazismo. Y ninguno para repatriar soldados muertos luchando por la democracia.

Esto sólo es un ejemplo más, uno entre tantos. Pero sirve para hacer el contraste de todo ello con Alemania, un contraste hiriente. Porque allí la desnazificación fue una política ejecutada en masa y a conciencia. Tanto que cuando se terminó, en 1951, toda la jerarquía nazi o había muerto o era sometida a juicio.

Permita que haga un breve repaso para que se entienda hasta qué punto es indignante que España intente añadirse a las celebraciones del 8 de mayo.

Alemania, todos estos años, ha pagado 53.000 millones de euros a las víctimas del nazismo o a sus familias. Esto sí que es memoria histórica.

Alemania abrió, ya en 1949, en Buchenwald, el primer monumento a los asesinados por los nazis y desde entonces no ha cesado de honrarlos: ha instaurado prácticamente en cada ciudad y en cada ciudad. Esto sí que es memoria histórica.

De hecho, cuando el muro de Berlín cayó, en 1989, no hubo ninguna discusión sobre el hecho de que el mejor terreno de todos los que fueron liberados en el centro de la ciudad debía ser dedicado, cuarenta y cuatro años más tarde !, en el impresionante monumento en memoria de los judíos asesinados por el nazismo. Esto sí que es memoria histórica.

Y evidentemente en Alemania no hay ni una sola calle, ni un solo monumento, ni un solo cementerio, nada, que recuerde la Wehrmacht, el régimen nazi ni Adolf Hitler. Esto sí que es memoria histórica.

Alemania cambió la bandera en cuanto acabó la guerra. Y se inventan una que unía los colores de Württemberg y Baden cuando estos dos estados, los primeros que quedaron libres de la ocupación, se unificaron. Para no tener nada que ver con la bandera del régimen nazi, que es prohibida. Esto sí que es memoria histórica.

Durante muchos años en Alemania era una actividad escolar obligatoria visitar los campos nazis, especialmente Dachau, para que los niños fuesen conscientes del horror causado por su país. Han desfilado millones de niños. Esto sí que es memoria histórica.

Y cuando el filme La lista de Schindler fue estrenado, en 1993, los gobiernos federales recomendaron a todos los institutos que el Mirasso y facilitar copias, para que ningún adolescente olvidara que habían hecho Alemania y el nazismo. Esto sí que es memoria histórica.

Alemania, en fin, pidió oficialmente perdón, en 2008, por haber entregado el presidente Companys en España. España ayer se volvió a negar a hacerlo.

Pero sabéis qué? Alemania no celebra el día de la victoria, el 8 de mayo. Por vergüenza. No se atreve a hacerlo.

De hecho, este año ha habido polémica porque la ciudad de Berlín lo ha celebrado y el gobierno ha insistido en que Alemania no es digna de celebrar la victoria contra el fascismo, por la culpabilidad colectiva como nación. Y ha recordado que el papel que tiene que hacer el estado alemán es de reconocer la culpa, reparar el daño causado y continuar luchando para que un régimen como el nazista no vuelva nunca más.

Y ahora compare la dignidad alemana con la noticia de que España sí celebrará el 8 de mayo, como si la historia no existiera y como si todo fuera manipulable.

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